Si hubiera sido yo y mi guagua la habría tenido feliz
Yo tenía 15 años y muchos sueños. Pololeaba, tenía unos papás que me querían mucho y tenían muchas expectativas en mi al ser la mayor de cuatro hermanos. Yo quería ser carabinero cuando saliera del colegio, pero todo se derrumbó cuando sospeché que estaba embarazada. Al principio eran solo suposiciones, pero a medida que fue pasando el tiempo se fue convirtiendo en una certeza interior, a pesar de que nunca me quiso hacer un test para confirmarlo.
Siempre esperé que fuera un error, un atraso por algún problema hormonal, y por lo mismo seguí practicando hasta los 5 meses karate sin ninguna protección y tomé infinidad de hierbas abortivas, aunque nada causaba el efecto que esperaba, que era que si estaba embarazada, lo perdiera.
La mamá de mi mejor amiga conocía la Fundación Chile Unido, y me dijo que ahí me podían ayudar. Me acuerdo haber ido vestida de uniforme escolar y que fue un lunes. En la Fundación me llevaron a una ecografía y cuando vi a la guagua casi me morí. Nunca me había controlado y yo no esperaba ver a una guagua tan grande y tan formada.
Además, la Fundación me instaba a que les contara a mis papás. Yo me moría de susto. No quería desilusionarlos. Cuando por fin me animé a decírselos, ya tenía 5 meses y medio. Fue impresionante, porque yo no tenía guata y una vez que les conté, al día siguiente me salió al tiro.
Yo diría que fue a partir de ese momento que comencé a reconciliarme con mi embarazo. La verdad, y mirando para atrás, si hubiera sido yo y mi guagua la habría tenido feliz, pero la presión que sentía de contárselo a mis papás y enfrentar esa desilusión de ellos y mi propia frustración frente a mi futuro, sobre lo que el resto de las personas iban a decir por estar embarazada me lo impedían ser feliz con la situación.
Mirando para atrás puedo decir que sí se puede. Mucha gente opina y en ese minuto uno no quiere escuchar a nadie porque piensa que nadie en verdad puede entender por lo que uno está pasado. Siete años después de esta experiencia puedo decir que ¡por Dios que se puede! Abortar era la solución fácil y me hubiera arrepentido toda la vida, porque nadie es más importante que ella en mi vida. Logré terminar mis estudios, incluso universitarios. Soy una mamá muy afortunada, tengo a Mi María Laura a mi lado.”.
Maura Escobar
LLÁMANOS800 572 800
AYUDA GRATUITA Y SEGURA