Quería morir junto con el bebé que estaba en mi vientre
Me presento, soy Marta, vivo en la comuna de la Pintana, tengo 29 años, creía que tenía mi vida completa en cuanto a tener un hogar, familia, una pareja estable desde hace 12 años, estudios, etc. pero todo cambió.
En dos años mi madre, la mujer que tanto amaba que era mi pilar, el cable a tierra que todos necesitamos, se enfermó de algo que no sabíamos, luego le detectaron un cáncer nasofaringeo, maligno, que no era operable y finalmente falleció. Ese mismo día yo me entero de que estaba embarazada, una noticia maravillosa, sin embargo mi pareja, el amor de mi vida, me había confesado que me estaba engañando con una mujer de su trabajo hace poco tiempo atrás, por lo que la noticia del embarazo no fue muy bien aceptada por parte de él. Pasado un tiempo volví a sufrir otra tragedia, tuvieron que practicarme un raspaje, pues mi bebé estaba sin vida. ¡NOOO, DIOS! ¡OTRO SUFRIMIENTO MÁS! Físico y psicológico. ¿Por qué? ¿Qué hice mal? ¿No me merezco ser madre?… Millones de preguntas me pasaban por la cabeza.
Víctor pasó por períodos que me acompañaba y volvía conmigo y otros ratos que volvía con la actitud indiferente, se escondía de mí para escribir mensajes en su celular, etc. Luego me enteré que la otra mujer lo había rechazado porque él no se había ido con ella y trate de jugármela, ponerme bonita para salir con él y cambio su actitud y otra vez intentamos que la relación funcionara. Pasaron un par de meses y en diciembre no me llego el período, estaba incrédula, no sabía si era real o me estaba sugestionando. Me hice un test y: ¡Oh, qué maravilla, estaba embarazada! Estaba feliz pero a la vez no sabía como Víctor se lo iba a tomar, no le quise contar porque estaba volviendo con actitudes sospechosas, así que con el dolor de mi alma le pedí que si estaba con dudas mejor se fuera de la casa porque no me merecía otra humillación. Pasaron los días y comencé a sentirme mal, yo lloraba todo el día por su rechazo, por la soledad que sentía y además estaba con dolores muy fuertes, por los que me mandaron a hacer reposo y a tomar remedios carísimos.
Un día vi en internet una página de embarazo y arriba había una propaganda de Fundación CHILE UNIDO, vi de qué se trataba, mandé un mail, diciendo que yo quería luchar por mi hijo, que no quería perderlo, que necesitaba ayuda psicológica urgente, porque estaba en una tremenda depresión y tenía ganas de morir junto con el pequeño bebé que tenía en mi vientre. A los dos días me llama la Sra. María Inés de la Fundación Chile Unido, me brindó su apoyo, me escuchó no se cuanto rato mientras lloraba y lloraba contándole mi historia. Ese día Dios me envió un angelito para que me ayudara con la pena y enfrentara lo que estaba viviendo. Cada consejo, cada palabra de aliento que ella me dio fue imprescindible para yo poder seguir con mi vida. Ella me derivó a una psicóloga llamada Valeria, quien me ayudó a aclarar mi vida a no sentirme responsable por lo que sucedió con Víctor, a superar el dolor de no tener a mi madre en estos momentos y a darme las fuerzas, ya que mi hijo me necesita completa y sana.
Sin la ayuda de la fundación a lo mejor no estaría contándole esto, porque sentía que estaba en un hoyo, sola aparentemente y en cama sin poder moverme. ¡Qué traumante fueron esos primeros meses! Gracias a Dios y a la ayuda de mi familia y a la Fundación Chile Unido salí adelante. Hoy tengo 33 semanas de embarazo, estoy en el que era nuestro hogar con Victor, él no ha vuelto y creo que no lo hará pero ya es irrelevante. Me ayuda con dinero y he tratado de dejar fluir tranquilamente nuestra relación sin problemas ni discusiones, para que mi bebé que está en mi guatita no se altere.
Gracias a la Fundación Chile Unido por apoyarme en estos momentos, por ser empáticos con mi dolor a pesar de no conocerme, gracias por estar en las vidas de muchas mujeres que las necesitan. Espero mi dura experiencia les ayude a salir adelante, a ver un nuevo horizonte y que un bebé puede transformar las peores tristezas en profundas alegrías. Yo opté por la vida, opté por el amor incondicional y sé que el día de mañana mi bebé lo agradecerá y se sentirá orgulloso de su madre.
Me despido con la esperanza que saldremos adelante, es difícil pero se puede. Que DIOS nos ayude y siga bendiciendo la labor que realiza la Fundación. Con especial cariño para María Inés y para las madres y mujeres que debemos ser las forjadoras de traer buenos hijos para esta sociedad.
Marta Bustos
PD: Mi bebé nació el 06-08-2013, ahora estoy amándolo y cuidando como el mejor tesoro que Dios me ha dado.
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